El pastel de confirmación.

- Yg. 1929, No. 13 -

Los panaderos, como ya lo sabían Max y Moritz, son personas piadosas, y si los mejores panaderos, los pasteleros, son aún más piadosos, esto probablemente esté de acuerdo con una orden dada por Dios. Son más piadosos en un sentido más fino: saben lo que le deben tanto a un dios más profundamente comprendido como a una clientela de mayor rango; que no es suficiente remover la masa de pan con lealtad y honestidad; que la levadura de su piedad tiene que entrar mucho más directamente en el trabajo de sus manos. ¿Puede, por lo tanto, pensar que a Dios le agrada un poco más que un pastel de confirmación que no tiene la forma circular sin sentido sino la forma sensata de una Biblia? ¿Podemos pensar, al mismo tiempo, que nuestros clientes lo disfrutan más que enviando un símbolo tan delicioso a la casa festiva?

Tengo un pastel tan hermoso, qué hermosa era la brillante cubierta azucarada de piel de cerdo, con el rayo de luz y la flor en ella, vista en medio del creciente Stuttgart, en el corazón de un pueblo, que siempre ha tratado los asuntos del estómago y la fe con igual minuciosidad. utilizado. ¿En qué parte del mundo se prepara el Festival de la Confirmación con tanto amor, celebrado con tanto cuidado? ¿Dónde están los intereses cristianos y los valores burgueses, los deseos y los dones de los padrinos, las cartas que dan vida y los cuchillos de bolsillo, las advertencias y los pisapapeles tan significativamente unidos? ¿Dónde los niños, preocupados por la ropa desconocida, y los familiares que están cansados ​​de los bancos duros consuelan a una perspectiva tan alegre? ¿Dónde les espera una mesa tan suntuosamente puesta? Aquí prevalece el verdadero espíritu, y nadie puede maldecirlo si la palabra de Dios, que el pastor ha interpretado tan bellamente de antemano, es dividida en chocolate por la ama de casa y, por lo tanto, entra en los fieles.

1929, 13 Severus

El pietismo es el intento de entrar en una relación familiar exagerada con el "querido Dios".

1924, 45 momos

Hay personas virtuosas tan ejemplares que uno anhela involuntariamente un pequeño vicio al verla.

1922, 48 momos